domingo, 26 de septiembre de 2010

SOBRE MARÍA ALVARADO



            El año 2008, en la página 93 del programa de fiestas, se publicó una reproducción de la hoja 3 de la revista católica “El Faro de la Juventud”, de fecha 13-11-1921, que hacía referencia a una crónica sobre María Alvarado, cuyas vicisitudes documentadas se publicaron en el programa de fiestas de mayo 2005, por José Tenza Lajara (Pepe el del ciego de Dionisia). Dado lo diminuto de su tipografía y ante la dificultad de su lectura, a petición del público, consideramos procedente su traslación. Dice así: Abanilla. Doña María de Alvarado. Una de las glorias del pueblo de Abanilla es sin duda alguna, el haber sido la tierra en que se meció la cuna de María de Alvarado. La tradición nos la presenta como casada, de oficio costurera, muy cristiana, y con un marido bastante alejado de las ideas de Cristo. Cuenta la tradición que por la noche iba María de Alvarado a la iglesia, y que al llegar a ésta sus puertas se abrían y podía entrar, estando rezando hasta que amanecía y empezaban a asomar los claros del nuevo día. Su marido algunas veces la seguí, pero al ver lo que sucedía huía espantado y no la recriminaba. Poco después murió y fue enterrada en el cementerio viejo, pero este al fin se lleno, se hizo otro nuevo, empezando los traslados. Cuentan en esto las gentes del pueblo que apareció en él un desconocido, el cual paseando un día por el cementerio viejo, le dijo al sepulturero que estaba desenterrando unos cadáveres: “Ande usted con cuidado que ahí hay enterrada una santa”. El sepulturero dio un fuerte golpe con el azadón y tropezó con un cuerpo duro el cual, al sacarlo, resultó ser el cuerpo intacto de la venerable María de Alvarado, conservado y acartonado, solamente le faltaba la punta de la nariz que se la había arrancado el sepulturero al dar el fuerte golpe de azadón. La venerable María de Alvarado ha hecho muchos milagros y en ella tiene mucha fe el pueblo de Abanilla. Se halla colocada en una urna de cristal donde es visitada en ocasiones por el pueblo de Abanilla. J. M. Conesa. También se recoge en el programa de fiestas de 1983, algunas vicisitudes sobre la vida de María Alvarado, recopiladas por don José Moreno Gil, que fue maestro de escuela en Abanilla, desde 1942 a 1960. En la página 57 del libro “Abanilla. Historia de su Parroquia”, se hace referencia a esta mujer, que el pueblo llano y sencillo la adjetivó de beata, e incluso de santa, en base a la leyenda. Hay quienes dicen haber oído de sus antepasados que se solicitó incoar expediente de beatificación y así lo refiere R. Guirao García en una especie de folleto turístico editado en 1917. Respecto a esto hay que recordar que en la revisión de la momia efectuada el 06-08-1886, el notario hizo constar la existencia de una cajita pequeña de madera de pino que contenía, entre otros documentos relacionados, “un cuaderno o expediente de nueve folios útiles”. Este expediente bien pudiera haber sido el de beatificación. Todo esto fue destruido en 1936, y al no saberse la fecha del proceso resulta muy difícil su busca en los archivos, caso de que se conserve. Lo anterior constituye uno más de los típicos relatos que andan envueltos en la leyenda, que por su lejanía en el tiempo es muy difícil discernir la realidad de la fantasía popular. Lo que sí ha queda fuera de toda duda es que su cadáver estaba momificado e incorrupto, como otros muchos que se han encontrado en todo el mundo y que en nuestra cultura cristiana es atributo de la santidad; o al menos lo era en aquellos tiempos de menores conocimientos científicos.
E. Marco, con la colaboración de Ginés Rocamora Vives y José Tenza Lajara    

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